Llueve por la noche,
caen gotas por mi ventana,
acariciando los insectos muertos,
el olor a tierra húmeda del pasto,
se entremezcla con las gotas de sudor, las sábanas húmedas,
el olor a leña verde
hace más fácil el aspirar el veneno tóxico, tengo el alma quebrada,
la muerte toma pipeño
a un lado de mi bracero,
esperando en silencio
que den el último zarpazo,
la verdad es que estoy más muerta que ayer
y más viva que mañana,
son los insectos los que me preocupan, pobres,
mueren aplastados por una gota,
cómo las esposas aplastadas
por los puños de el machismo,
sigo aspirando,
sueños en polvo blanco,
la lluvia es cada vez más fuerte,
mi techo quebradizo esta a punto de explotar,
como mi vagina después de una noche de trabajo,
cómo las palabras rotas de un amor,
que aún espero,
como la bestia que creaste
después de una noche de lluvia como esta.
La casa de los abuelos. Me gustaba la casa de los abuelos, recuerdo el olor a te que salía desde la cocina y como me quemaba la lengua con los panes amasados, estaban la pata loca, la Chepa y por su puesto los gatos y perros, me acuerdo de la casa de los abuelos y vienen a mi paladar los sabores de ese caldo amarillito de la cazuela de pollo y los huevos de colores era una infancia llena de rosas de colores de juegos de palabras de amor me gustaba la casa de los abuelos subir a los árboles olvidarme del mundo y comer la fruta recién cortada, esas ciruelas verdes y espantar gorriones, molestar a las gallinas o tratar de robarle los huevos a los ganzos que por cierto picoteaban fuerte, los helechos y las plantas recuerdo cuando jugaba con los chanchitos de tierra y cazaba arañas desde las paredes viejas la casa de los abuelos donde se peleaban los viejos, donde jugaron nuestros hijos, donde las fiestas eran de 3 días recuerdo el so
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