Caigo en estado de shock las convulsiones me hacen caer al suelo las personas me miran se reúnen alrededor "muere otra mujer intoxicada" la orina en el cemento, los vómitos me ahogan, todos miran impresionados cuando caen los trozos de mi lengua, el mundo estará tranquilo ya no podré gritar sus nombres, a nadie le importa, mi cuerpo esta en el cemento frío de una calle de Santiago yace inerte los pájaros de azufre cantan, las golondrinas se van rumbo al sur, un perro lame mis heridas y se acuesta al lado.
La casa de los abuelos. Me gustaba la casa de los abuelos, recuerdo el olor a te que salía desde la cocina y como me quemaba la lengua con los panes amasados, estaban la pata loca, la Chepa y por su puesto los gatos y perros, me acuerdo de la casa de los abuelos y vienen a mi paladar los sabores de ese caldo amarillito de la cazuela de pollo y los huevos de colores era una infancia llena de rosas de colores de juegos de palabras de amor me gustaba la casa de los abuelos subir a los árboles olvidarme del mundo y comer la fruta recién cortada, esas ciruelas verdes y espantar gorriones, molestar a las gallinas o tratar de robarle los huevos a los ganzos que por cierto picoteaban fuerte, los helechos y las plantas recuerdo cuando jugaba con los chanchitos de tierra y cazaba arañas desde las paredes viejas la casa de los abuelos donde se peleaban los viejos, donde jugaron nuestros hijos, donde las fiestas eran de 3 días recuerdo el so
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